lunes, 6 de octubre de 2014

SOBRE EL ORIGEN DE LA FILOSOFIA

Se habla de la locura como un fundamento para la creación del pensamiento filosófico, poniendo la manía como proveniente de lo divino, tal como propone Sócrates en el discurso sobre la manía que se da en el Fedro y que contrapone con el control o moderación. De esta manera Apolo es asignado como una entidad con relación directa a la locura.

Debemos tener en cuenta las cuatro definiciones de la locura para los griegos que son la profética y la mistérica, concedidas a Apolo o a Dionisio y la poética y la erótica como variantes de las primeras dos y aunque Nietzsche afirma como ente de locura única y exclusivamente a Dionisio haciendo también consideración a su embriaguez, no debemos excluir el origen de su definición en conjunción de la sabiduría y la manía que tenían los griegos, poniendo esta última como primordial a la segunda y como identidad de Apolo.

Ahora el Laberinto, cuya simbología es típica de Grecia y cuyo inventor vendría siendo Dédalo, nos lleva a concluir que su esencia radica en un espacio que saca el animal que el hombre lleva dentro de sí, apelando a la relación que tiene este con el mino-tauro y la animalización taurina de Dionisio y generando un análisis histórico y relativo al nombramiento de los personajes del mito relacionando a Dionisio con Hades y a Ariadna con Perséfone, no obstante se da carácter al sentimiento instintivo-racional de Dionisio que permite que Ariadna fuera asesinada por Artemisa, pero esto no impide que en los documentos órficos se le dé una visión redentora y benévola a Dionisio ya que este le da al hombre una enseñanza de desarraigo de lo corpóreo para sumirse en lo metafísico y generando una analogía con Apolo y su carácter infantil.

No obstante no se da una reacción convergente entre los dos, dado que en las historias más antiguas se redimen de esto como ocurre en el mito de Orfeo y su conversión de culto de Dionisio a Apolo luego de la muerte de Eurídice, generando la ira del dios y conllevando a un castigo cruel. Esto nos lleva a concluir que las bondades que tiene Dionisio van acompañadas de su crueldad y maldad que como hombre-animal carga con sigo.

Si nos vamos a la postura de Nietzsche en cuanto a la naturaleza de Apolo que según él es ensoñadora perfumada y analgésica a los dolores terrenales podemos percibir una falta de conocimiento de este ante la naturaleza doble de apolo, en la que sus bondades son representadas con la lira y su dureza y peligrosidad en su arco, lo que lo postula como un Dios que ataca desde lejos.

Esto nos conduce a cuestionar menos la manía de Apolo y así, según la forma y origen del Dios nos lleva a considerar más profundamente la relación de la locura con la sabiduría, siendo la primera un manifiesto anterior a la otra.

La adivinación siempre toma importancia en las costumbres de la política griega siendo ésta una iluminación para el desarrollo de las campañas de guerra y su desenvolvimiento sanguinario al que los griegos tanto valoraban llevando dentro de sí la ira sin freno, pero también cargando la razón divina y la razón del hombre, sin dominar de más la necesidad de hacerlo.

Esto nos indica la duplicidad de Apolo en cuanto a su definición en la esfera humana la cual es indescifrable, antojadiza y excéntrica pero también es moderada, definida y conocedora de sus miserias y necesidades.

Esta faceta controlada del hombre, Apolo la manifiesta en el oráculo pero también se puede considerar como una manera de provocar al hombre a desobedecer estos estatutos religiosos al ser conocedores estos de la naturaleza descontrolada y poco moderada del Dios.

También se estima el enigma provocado por el desconocimiento humano ante acciones propias de si señalándolo como natural en las relaciones humanas donde el hombre no es conocedor completamente de lo que en realidad desea obtener de las otras personas con que se relaciona, manteniéndose en una relación de deseo de conocer el verdadero fondo de lo que le inspira su intriga.

El temor al conocimiento del enigma mismo se va atenuando de manera gradual cuando se empieza a conocer más la esencia del mismo y se le define como un pensamiento que no puede ser expresado con las palabras, lo que le da una proporción mística. Pero se le reconoce en el fedón con una alegoría histórica mencionando al enigma como una habilidad de expresión de hombres que antes existieron, más capaces de lo que los de ahora son, y se les atribuye capacidad divina a aquellos que en vida logren descifrar los misterios y son merecedores de divinidad luego de su muerte.
Platón igualmente le ofrece un valor malévolo al enigma mostrándolo como una herramienta que poniendo a prueba algo, puede también hacerlo caer, con el uso de palabras oscuras y paradigmas.


El enigma comienza a ser usado como un juego en el que travesean las sociedades para sus  fiestas y la formación de los niños para desarrollar su capacidad de intelecto. Aristóteles sin embargo no cambiaba su definición poética del enigma subrayándolo como: “decir cosas reales uniendo cosas imposibles” pero para éste decir “nada” no era lo mismo que “decir cosas imposibles” sino que esta última es crear formulas contradictorias que nos llevan a una conclusión real. Ya con el tiempo, los hombres pasaron, según el nuevo fondo religioso de los griegos, de ser hombres adivinos a ser hombres sabios, o mejor dicho, hombres que quieren, buscan y compiten entre ellos mismos para obtener el estatus de sabiduría oficial y cierta.

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